La oscarizada Spotlight trae de nuevo a la palestra el tema de los abusos sexuales cometidos por sacerdotes. Este pecado y delito es inexcusable. Sin embargo por lo reducido de un metraje se centra en la investigación que realizaron los periodistas que destaparon el caso. Esta película ha de ser catárquica para todo católico. No debemos permitir que el pecado habite entre nosotros. Y si no nos remueve la conciencia es que el diablo nos tiene sonriente entre sus manos. Lo que la película no cuenta es la reacción que tuvo la Iglesia católica, especialmente la americana, para erradicar la pederastia de su seno. Este Documental de 2010 llamado "la manzana podrida" sería el complemento perfecto a la película. En él, elaborado por Rome Reports, se expone como los obispos americanos rapidamente cambiaron el chip de labar los trapos sucios en casa por preservar a las victimas de futuros abusos.
Los sacerdotes no son el gremio en el que se producen más abusos pero si los más mediáticos. Tal vez es porque esperamos que el sacerdote sea para nosotros ejemplo de la santidad que nos espera, testimonio de la vida que nuestro corazón desea. Este es el motivo de su celibato. Las campañas mediáticas contra la Iglesia católica no nos han de sorprender. Pero esto no ha de ser excusa para denunciar este execrable pecado de la pederastia y para luchar con él. Un 4% de los sacerdotes americanos pudo haber cometido pederastias. Es poco (o no) comparado con el 96 % que no lo ha cometido, aunque un solo caso de pederastia del clero es demasiado.
No permitamos que estos sacerdotes pecadores empañen a toda la Iglesia. Deberán ser juzgados por la justicia. No permitamos que el pecado reine en nosotros. Todos estamos llamados a la santidad y contamos con la ayuda del Espíritu Santo. Dejemos que Dios haga en nosotros y no consintamos estos graves crímenes. Gracias a la labor de toda la Iglesia que intenta caminar acorde con su Señor.
"Los abusos, lo sabemos,
están por todas partes, están en el entorno familiar, en el entorno vecinal, en
las escuelas, en los gimnasios... pero cuando un sacerdote comete un abuso es gravísimo
porque la vocación del sacerdote es hacer crecer ese niño, esa niña, hacia el
amor de Dios, hacia la madurez afectiva, o el bien".
"En vez de hacer
eso lo ha impulsado al mal y por esto es casi un sacrilegio. Y él ha
traicionado la vocación, la llamada del señor".
Papa Francisco
Filadelfia 28-9-15
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