DECLARACIÓN MUNDIAL DE LA FAMILIA
NOSOTROS, EL PUEBLO de diferentes tierras y culturas, reafirmamos
la verdad reflejada en la Declaración Universal de Derechos Humanos, y
repetida en los tratados internacionales y muchas de nuestras
constituciones nacionales, que “La familia es el elemento natural y
fundamental de la sociedad y tiene derecho a la protección de la
sociedad y del Estado”. Por lo tanto la familia existe con anterioridad
al Estado y posee una dignidad y derechos inherentes que el estado tiene
la obligación de respetar y proteger.
DECLARAMOS que la familia, la comunidad universal basada en la
unión marital de un hombre y una mujer, es la base de la sociedad, la
fortaleza de nuestras naciones y la esperanza de la humanidad. Y que
como fundamento de toda civilización conocida en la historia, la
familia es el baluarte de la libertad y la clave del desarrollo, la
prosperidad y la paz.
LA FAMILIA es también fuente y cuna de nueva vida, el refugio
natural para los niños y la primera y principal escuela de transmisión
de los valores necesarios para el bienestar de los niños y la sociedad.
La familia es nuestro verdadero nexo de unión con el pasado y el puente
hacia el futuro.
LOS NIÑOS SON NUESTRO FUTURO, por eso reconocemos agradecidos el
servicio desinteresado que llevan a cabo los padres, abuelos, tutores y
otros cuidadores que dan a los niños la oportunidad, como establece la
Declaración de los Derechos del Niño, “para que pueda desarrollarse
física, mental, moral, espiritual y socialmente en forma saludable y
normal, así como en condiciones de libertad y dignidad”.
RECONOCEMOS QUE, como establece la Declaración Universal de
Derechos Humanos, “la maternidad y la infancia tienen derecho a cuidados
y asistencia especiales”, y que de acuerdo la Declaración de los
Derechos del Niño, “Siempre que sea posible, deberá crecer al amparo y
bajo la responsabilidad de sus padres”. Declaramos que una familia
fundada en el matrimonio de un hombre y una mujer proporciona la más
segura salvaguarda de los cuidados y asistencia especiales a los que
los niños tienen derecho.
SERIAMENTE PREOCUPADOS por la escalada de calamidades que afectan
a los niños y a la sociedad debida a la acelerada decadencia del
matrimonio y la familia, recordamos la sabia observación de que “A lo
largo de la historia, las naciones han sido capaces de sobrevivir a una
multiplicidad de desastres -invasiones, hambrunas, terremotos,
epidemias, crisis-, pero nunca han sido capaces de sobrevivir a la
desintegración de la familia”. Afirmamos la antigua sabiduría de que el
mundo no puede ser puesto en orden sin antes poner en orden la familia.
PEDIMOS una cultura que honre y permita matrimonios fieles,
plenos y estables; que reconozca y proteja la valiosa y exclusiva
contribución tanto de las madres como de los padres en la vida de sus
hijos, y que promueva los valores y la visión necesarios para que los
jóvenes miren hacia delante y se preparen para el éxito en el matrimonio
y la paternidad.
PEDIMOS a los funcionarios y los políticos, a nivel
internacional, nacional y en todos los niveles de gobierno, que
establezcan sin dilación políticas y apliquen medidas para preservar y
fortalecer el matrimonio y la familia.
INSTAMOS a los ciudadanos, líderes y personas influyentes de
cualquier parte a que sitúen como su más alta prioridad la protección y
el fortalecimiento de la familia como el fundamento insustituible de la
civilización y nuestra única esperanza para la prosperidad, la paz y el
progreso.
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